Vivimos en un mundo en donde es normal aventar el coche porque tenemos prisa de pasar. De jalar los cables de la computadora porque nos urge guardarla. De apresurar a nuestro hijo para que camine más rápido. De ser impacientes con la persona que te sirve la comida. De exigirle al que te brindó un servicio

que ya tardó demasiado lo que contrataste. Maldecir porque la impresora no inicia. O tener dolores de cabeza porque los correos no llegan propiamente. Todas y cada una, experiencia personales y relatos comerciales.

Tuve una vez un empleado que diariamente llegaba a la oficina saludaba a todos de muy buena manera,

le preguntaba a cada uno como se encontraba, y después de varios minutos de acomodar su lugar, sacar sus herramientas con cariño, desempacar sus gafas del estuche con perfección absoluta mientras los desenvolvía de su paño, se disponía a revisar con paciencia todas y cada una de sus tareas del día como si se tratara de pequeños dulces en una cajita increíblemente bien fabricada.

Hoy en retrospectiva acepto que muchas veces me desesperó la manera en que se tomaba tanto tiempo

en iniciar su trabajo. Pero también me doy cuenta que tan equivocado estaba.

No todos podemos tener el mismo perfil. Pero tampoco debemos dejar de detenernos en admirar nuestro entorno. Nuestro compañero de trabajo tal vez necesite una mano. Una sonrisa no le cae mal a nadie, y un consuelo debería de servirnos como el arma más poderosa al momento de desempeñar nuestras actividades. Desenvolviendo nuestras herramientas y conocimientos de forma tan pausada y tan elaborada simplemente podría crear creatividades nunca antes vistas.

La paciencia con quien contratas tus servicios, ponerte en el lugar del otro, cederle el paso a alguien, ver caminar a un perro y sobretodo la pequeña gota de empatía diaria con tus colaboradores o compañeros, podría evitar cualquier guerra, violencia, resentimiento, envidia, mal rato o simplemente brindarnos un sistema de vida mejorado en donde no caminemos en círculos…

La vida es tan corta que perdemos mucho tiempo estando a prisa.

¡Un saludo!

Imagen: The Guardian

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